Adolescentes: El despertar sexual
La morfología y la fisiología del cuerpo sufren durante la adolescencia una gran cantidad de cambios debido al desarrollo de las glándulas sexuales.
Estos cambios acarrean, como consecuencia, que los jóvenes tengan ciertos planteamientos sobre su cuerpo y su persona, preguntándose si se verán atractivos para el resto. Surge entonces la importancia de la opinión de los demás, qué van a pensar los compañeros, cómo los van a mirar…
El hecho de que se tornen agresivos y molestos con los adultos es normal y se debe a que internamente viven una lucha por encontrar su lugar en la sociedad. Existe, sexualmente, como un duelo de las fantasías sexuales infantiles, están creciendo y por lo tanto la pérdida de su infancia genera sentimientos encontrados que generalmente derivan en la depresión.
El adolescente está intentando formar su propia identidad y para ello suele buscar ídolos y modelos con los cuales poder identificarse. Es importante que los adultos, sobre todo los padres, tengan presente que el adolescente necesita ver hechos y no palabras, serán las acciones las que le muestren el camino y le incentiven en su avance. La contradicción del adolescente surge a partir de esta necesidad, por un lado buscan la libertad, la separación con sus padres, y por el otro lado piden límites al rebelarse contra los mayores.
La sexualidad vivirá también esta paradoja: por un lado los valores morales en los que fue educado y al mismo tiempo las ganas de vivir el placer, de satisfacer el hedonismo. La mejor forma de ayudarlo a crecer es dejándolo pasar la etapa y conociendo sus reacciones así como sus necesidades.
La rebelión será prácticamente inevitable, por lo tanto no conviene ser más estrictos de lo normal, lo que menos quiere el adolescente es que continúen tratándolo como un niño, sino que lo entiendan como un ser que todavía no encuentra su lugar.
¿Cómo deben actuar los padres?
La mayoría de los adolescentes a los 18 años ya han tenido relaciones sexuales, por eso es tan importante que los padres comiencen, un tiempo antes, a hablar con sus hijos de estos temas.
Algunos padres creen que sus hijos, pero sobre todo sus hijas, deberían esperar hasta que tengan una pareja formal o incluso hasta el matrimonio para tener relaciones sexuales; sin embargo, establecido el diálogo, no se animan a expresar los motivos por los cuales piensan de esa manera. Otros padres, en cambio, ven al sexo como una necesidad más y no le dan importancia.
Sería ideal que padres e hijos se sienten a hablar de sexo. En caso contrario, los chicos viven el sexo como algo tabú, prohibido. Hablar de sexo, es una manera de aceptar que los hijos han dejado de ser niños.