Para las lesbianas es igual que para el resto, conocen a su pareja en la escuela, el trabajo, cerca de su casa, a través del Internet, en un grupo, en una discoteca o en el lugar menos inesperado.

La forma de establecer una relación de pareja es diferente para hombres y mujeres, porque influye la educación de cada persona, basada en el género, la religión, la familia, la cultura.

Desde el inicio, en una pareja lésbica hay una gran intensidad afectiva, se tiende más a la cercanía, a una gran identificación, y a la fusión. La etapa del amor en una pareja lésbica se intensifica, hay empatía y surge una gran identificación. En muchos casos puede haber una sobreprotección, que se asume como parte del interés y la etapa vital en el enamoramiento.

La identificación y la comunicación en una pareja lésbica pueden ser tan fuertes que muchas sienten una gran necesidad de estar unidas para toda la vida; incluso, algunas planean irse a vivir juntas al poco tiempo de conocerse.

Cuando buscamos una pareja, deseamos encontrar a alguien que nos escuche, que nos ame realmente y con quien sintamos interés y atracción. Y cuando encontramos a esa persona, las emociones se intensifican. Es importante establecer una gran comunicación, igualdad, participación, sin caer en los roles de quién es quién en la relación. Hay que hablar de las necesidades y saber escuchar.

Conquista todos los días a tu pareja. No olvides los detalles y atenciones que tenías cuando se recién se conocieron, hay que alimentar día a día el amor y el interés mutuo. No hay que perder la autonomía, hay que mantener las actividades que realizaban cuando no tenían pareja, no dejar de frecuentar a l@s amigos, dedicarse tiempo para cada un@ de forma individual.

Los vaivenes de la pareja lésbica. Buscando el equilibrio

En una relación lésbica no hay que tratar de imponer el comportamiento de la otra, recuerda que son personas individuales que comparten un sentimiento, pero cada una tiene necesidades diferentes y, aunque en una primera etapa de la relación se disfruta el estar juntas, hay que conservar un espacio para cada una.

Las parejas se transforman con el paso del tiempo y muchas veces esas necesidades no habladas pueden hacer sentir que no hay amor o que se está perdiendo el interés, cuando lo que en realidad sucede es que una de ellas necesita un respiro en la relación.

Lo importante es hablar, porque surgen malentendidos, sentimientos de falta de interés y confusión. El amor que existe puede salvar la relación analizando cada una cómo se siente. Sin temor a lastimar a tu pareja por lo que sientes, comparte tus inquietudes, hay que estar al pendiente de sentimientos de indiferencia o de reformar la pareja, porque esta dinámica puede llevar a la ruptura.

En todas las parejas se dan procesos. A veces estás cerca o lejos. La luna de miel del principio dura varios meses o incluso varios años, y puede llegar a cambiar, porque una de ellas necesita recuperar su autonomía y la otra puede verlo como un abandono.

Hay que encontrar un equilibrio entre la intimidad y la autonomía, ya que de lo contrario habrá alejamiento o acercamiento, épocas de gran proximidad seguidas por periodos de distanciamiento o incluso de separación y nuevas reconciliaciones. A la larga, eso provoca cierto desgaste.

No pierdas el interés afectivo y sexual del inicio de la relación. Los detalles, la atención, la sexualidad, son importantes y se deben manifestar de manera constante. Al paso de los meses o años, el interés puede disminuir.

No esperes a que tu pareja adivine qué sientes, no pospongas tu enojo. Una relación crece cuando no ocultas lo que sientes y puede enriquecerse la comunicación si dices qué te gusta y qué no.

Haz un análisis de cuantas parejas has tenido y la experiencia que te ha dejado cada una de ellas. La primera pareja siempre es algo importante para cada lesbiana, porque es descubrir el sentimiento de identificación hacia una mujer, por supuesto que la ruptura puede ser un proceso difícil, pero te permite aprender y saber lo que quieres en una relación.

En cada relación debes estar segura que realmente es esa persona con la que quieres compartir quién eres. Es válido ser honesta con los demás y descubrir si sólo es atracción o sólo te cae bien o no es lo que buscabas. Recuerda que cada persona es diferente, no compares y da lo mejor de ti, aprende constantemente de tus acciones.

El amor no es sufrimiento, puedes evitarlo si aprendes a negociar y resolver los problemas de una forma constructiva.

De acuerdo con el libro “La experiencia homosexual”, de Marina Castañeda, para que una pareja lésbica dure más, madure y mantenga una comunicación, debes mantener la individualidad, lo que significa respetar y promover la diferencia.

En esta situación, cada mujer respeta la personalidad de su compañera y la ayuda a desarrollar todo el potencial de sus individualidades. En esas circunstancias, las dos mujeres no sólo son amantes y las mejores amigas, sino que se vuelven verdaderas aliadas en la vida.


Comparte el amor

Deja una respuesta