El neonato y su sexualidad

Los padres se ponen a temblar cuando su pequeñ@ les pregunta ¿cómo es que nace un bebé? o ¿cómo se forma? O bien ¿porqué han visto en la televisión gente que se desnuda y se besa?

Son preguntas que de forma inmediata no encontramos respuesta, en principio, por la falta de información sobre sexualidad, además, creemos que debemos preocuparnos por saber qué responder, cuando nuestros hij@s entren a la pubertad y adolescencia. Pero… ¡sorpresa! somos sexuados desde que estamos dentro del vientre materno y lo seremos hasta nuestra muerte, además los medios de comunicación hacen que los niñ@s tengan información -no necesariamente la mejor- y sean más precoces.

Por ello, para hablar sobre la sexualidad infantil, debemos estar preparad@s para observar el desarrollo sexual de nuestr@s niñ@s y por qué no, entender nuestro propio desarrollo.

Sexualidad integral

La sexualidad es inherente al ser humano y es importante resaltar que son tres aspectos que la componen: biológico, psicológico y social.

Indiscutiblemente el aspecto biológico es el primero que comienza a desarrollarse dentro del vientre materno cuando el óvulo fecundado se implanta en el útero y comienza el embarazo. La combinación del material genético del padre y la madre desencadenan la diferenciación sexual, que genera, el cuerpo de una hembra o un macho de la especie humana. A través de un ultrasonido, después de la octava semana de gestación, se sabe si será niño o niña.

Ahora la parte social y cultural comenzará a presentarse mientras el pequeñ@ flota en el cálido líquido amniótico. El o ella ignora el futuro que sus padres sueñan en torno a su persona, ni tampoco tienen idea de los últimos modelitos que sus abuelas han tejido para darles la bienvenida, si es niña deberá esperar el color rosa hasta en los pañales y si es niño, el color azul se lo chupará hasta en el biberón. Así comienza nuestra diferenciación sexual socialmente.

Pero vayamos en orden. En el orden del ciclo de la vida y de la presentación de esta nueva sección, cuando se han cumplido los nueve meses de gestación y el producto nace.

Desarrollo de la sexualidad infantil: experiencias del neonato

La sexualidad en el neonato

A madres y padres de familia les preocupa cuando observan que el recién nacido tiene erecciones. A su mente vienen mil miedos; más si es su primer hijo y no tienen ninguna experiencia, muchos creen que los pequeños tienen algún desorden hormonal y/o de grandes tendrán problemas con su sexualidad. Alarmad@s los padres, en el mejor de los casos, buscan asesoría médica, en el peor, reprimen al niño de alguna forma para inhibir esa conducta.

¡Tranquil@s su hijo está teniendo una buena evolución sexual!

Con el ultrasonido se tienen indicios que el feto masculino tiene erecciones reflejas dentro del vientre de la madre y en los primeros minutos de vida también se suscitan. Las niñas también manifiestan reflejos sexuales como la erección clitorídea y la lubricación vaginal.

Durante los primeros meses de vida, el contacto cálido, las caricias y los abrazos de los padres van a formar parte importante en la sexualidad del bebé. Se sabe que la carencia del afecto puede provocar problemas para establecer relaciones afectivas estrechas en otros momento de la vida.

La grata aproximación de la madre, las palabras afectivas y el estímulo neurológico que comporta la succión durante el amamantamiento, se conjugan para enviar mensajes al cerebro, mismos que se interpretan placenteros y activan los reflejos sexuales. En los niños se apreciará la erección del pene y el las niñas la lubricación vaginal. Estos reflejos forman parte del aprendizaje sexual del niñ@.

Cuando l@s pequeñ@s pueden tocar sus órganos sexuales, comienzan a manipularlos y como es gratificante lo hacen repetidas veces, muchas de ellas alcanzan el orgasmo.

Desarrollo de la sexualidad infantil: experiencias del neonato

Importante para el cuidado del neonato

  1. Las expresiones de afecto y la cercanía física.
  2. El aseo de los órganos sexuales. Durante el baño y en el cambio de pañal, se debe limpiar los órganos sexuales, es suficiente y preferible utilizar sólo agua y jabón. La vulva de la niña debe limpiarse entre sus pliegues para evitar infecciones o rosaduras.
  3. No deje al niñ@ mucho tiempo sin realizarle el cambio del pañal.

Conclusión

Al ser personas sexuadas, manifestamos esa condición en todos nuestros actos, desde manifestaciones mecánicas reflejas como es el caso de la erección del neonato, hasta sensaciones de placer que también suceden en el contacto cálido del neonato con su madre. Es importante para un buen desarrollo del pequeñ@ que no reciba, por parte de los padres, actitudes de desapruebo ante estas conductas porque estará recibiendo mensajes de que algo está mal, aunque sea un recién nacid@.


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