El BDSM es una práctica sexual que combina bondage, disciplina, dominación, sumisión, sadismo y masoquismo. Incluir el BDSM en tu vida en pareja puede ser una excelente forma de darle un nuevo giro a vuestra intimidad, salir de la rutina y experimentar cosas nuevas juntos.
Comunicación previa y consentimiento mutuo
Antes de incorporar el BDSM en tu relación, es fundamental tener una charla abierta con tu pareja sobre vuestros límites, gustos y fantasías. Esto permitirá establecer el consentimiento mutuo, definir lo que ambos están dispuestos a hacer o no y evitar malentendidos.
Recuerda siempre respetar los límites de cada uno y revisarlos periódicamente.
Investiga y aprende juntos
Para iniciarse en el mundo del BDSM, es recomendable investigar y aprender sobre diversas técnicas y prácticas. También puedes inspirarte leyendo literatura erótica, viendo películas o series relacionadas, o visitando un club de BDSM.
- Bondage: inmovilización mediante ataduras como cuerdas, esposas, etc.
- Disciplina: castigos o recompensas para corregir comportamientos durante el juego.
- Dominación y sumisión: roles de poder donde uno de los miembros asume el control y el otro se somete.
- Sadismo: encontrarse placer en infligir dolor.
- Masoquismo: disfrutar recibiendo dolor.
Introduciendo el BDSM poco a poco
No es necesario empezar con prácticas extremas o complicadas desde el principio. Puedes ir introduciendo elementos de BDSM poco a poco, según la comodidad y el consenso de ambos. Algunas ideas sencillas son:
- Atar las manos o los pies con pañuelos o esposas durante el sexo.
- Vendar los ojos para aumentar los sentidos no visuales.
- Intercambio de roles (inversión de roles): alterna entre quién lleva la iniciativa y quién recibe instrucciones.
- Establecer palabras clave o “safe words” que permitan poner fin al juego de inmediato si alguno de los participantes se siente incómodo.
Incorporando juguetes sexuales
Junto con las prácticas anteriores, una forma popular de incluir el BDSM en tu relación es mediante el uso de juguetes sexuales especiales:
- Fustas o paletas para dar azotes.
- Mordazas para restringir la capacidad de hablar.
- Collares y correas para simbolizar la sumisión.
- Pinzas para pezones u otras partes del cuerpo.
- Electroestimulación para generar sensaciones intensas.
Al utilizar juguetes sexuales, asegúrate de seguir las instrucciones de uso y limpieza para garantizar la seguridad.
Elige un safe space para las prácticas BDSM
Seleccionar un espacio adecuado para la práctica del BDSM puede ser clave para crear una atmósfera adecuada. Algunas parejas optan por designar una habitación específica en el hogar, mientras que otras prefieren visitar clubes especializados. Lo importante es contar con un entorno cómodo donde ambos puedan sentirse libres de explorar sus límites juntos.
Dedicando tiempo a la intimidad después de las prácticas BDSM
Después de finalizar una sesión de BDSM, es necesario dedicar un tiempo para reconectar emocionalmente y brindarse apoyo mutuo como pareja. Este cuidado posjuego se conoce como “aftercare” y puede incluir:
- Conversar sobre cómo se sintieron durante el juego y qué les gustó o no.
- Ofrecer abrazos, besos y caricias.
- Asegurarse de que ambas partes estén físicamente cómodas (por ejemplo, aplicar hielo en áreas golpeadas).
- Hidratarse y reponer energías mediante el consumo de alimentos y bebidas.
Un enriquecimiento gradual para la vida en pareja con el BDSM
Introducir el BDSM en tu relación de pareja puede ser un proceso gradual de crecimiento y aprendizaje conjunto. Escuchar, respetar y cuidarse mutuamente es esencial para disfrutar de una vida juntos plena y llena de complicidad y nuevas experiencias compartidas en el ámbito del erotismo y la sensualidad.