No hay que generalizar actitudes negativas o formas de ser que no nos gustan de un sector o de una persona en particular. No fomentemos expresiones cargadas de odio, la misoginia ni la misantropía.
Seguramente has escuchado expresiones despectivas de algunos gays hacia las lesbianas y de algunas lesbianas hacia los gays.
La misoginia es el odio que los hombres sienten en general hacia las mujeres y la misantropía es el odio que sienten las mujeres hacia los hombres. Ambos términos revelan la falta de capacidad de las personas para relacionarse con alguien del sexo opuesto.
El odio y la discriminación tienen motivos específicos. Algunos hombres homosexuales odian a los travestis porque creen que su imagen se confunde con la de ellos; odian a los transexuales porque no comprenden su identidad femenina; y odian a las lesbianas por simple misoginia o porque no comprenden las prácticas sexuales que no involucran genitales masculinos.
Algunas lesbianas odian a los hombres por una lucha de poder o porque no soportan que un hombre les diga lo que tienen qué hacer.
En fin, ejemplos hay muchos. Sin embargo, fomentar el rechazo a diferentes sectores hace que vivamos un ambiente hostil, lleno de mitos. Vale la pena conocer todas las conductas y formas de pensar, te darás cuenta de que hay gente muy valiosa que puede llegar a ser una buena amistad.
Entender los diferentes procesos que vive cada quién, respetar las identidades y conocer los puntos de vista de hombres y de mujeres nos permitirá fomentar el respeto entre la diversidad sexual.
Si bien es cierto que no toda la gente puede caernos bien, no podemos generalizar que todas las lesbianas son conflictivas o que todos los homosexuales son misóginos. No debemos promover el odio hacia un sector ni la discriminación, porque se supone que luchamos contra ello.
Por supuesto que lesbianas y gays podemos convivir y fortalecer nuestras relaciones de amistad.
Entre gays y lesbianas existe un enorme aprendizaje por compartir. Alegrías, sensibilidades, tristezas, emociones, recuerdos de nuestras salidas del armario, amores, desamores, ligues, proyectos laborales, viajes y situaciones familiares son algunas de las experiencias en las que se pueden basar nuestras relaciones.
Ahora, como en cualquier amistad, habrá ciertas actitudes de deslealtad o de pérdida de confianza que será difícil perdonar, pero sería un caso particular y decisión de cada quién saber si vale la pena rescatar o no la amistad.
Hay necesidades especificas para cada sector de la diversidad sexual, por lo que es necesario entender que algunos espacios cuenten con días específicos para cada uno de los géneros. Sin embargo, la convivencia entre hombres gay y mujeres lesbianas es imprescindible para fortalecer nuestra comunidad LGBT.
Hablar con un amigo o amiga del sexo opuesto te mostrará una forma diferente de ver las cosas y, más aún, de conocer cómo vive cada quién la sexualidad, la vida en pareja, los arranques de celos, la pareja abierta, la soledad o la independencia.
Además, puedes hablar de música, moda, cine, gustos y aficiones. Es importante darte la oportunidad de establecer comunicación con lesbianas y gays por igual para no seguir fomentando los mitos acerca de que no nos llevamos bien.
Es un reto personal, pero también a nivel de comunidad LGBT, abrir diferentes canales de comunicación para establecer nuevas formas de relacionarnos, fomentar la convivencia y el respeto a las diferentes identidades y formas de ser.
Reconozcamos que gays, lesbianas, travestis, transexuales, transgénero, bisexuales y heterosexuales tenemos diferentes historias que marcan diferencias en la forma de vivir nuestra orientación sexual, pero ello no impide que promovamos un acercamiento entre los diferentes sectores.
Encontremos el espacio adecuado para conocernos, para hablar y para caminar juntos hacia lo que todos y todas deseamos. Una verdadera comunidad LGBT.