Aprobado en sexo y pornografía, consumidor porno

De cómo me volví consumidor pornográfico.

Soy un joven de 18, que vive solo, en un pequeño departamento. Yo jamás había tenido novia, siempre andaba solo.

Todos los días observaba que mis compañeros andaban con alguna chavala o ya tenían novia, lo cual a mí me hacía sentir envidia. Me daba cuenta de cómo se abrazaban, se acariciaban y se besaban con gran pasión.

Poco a poco mis hormonas no soportaban ver eso, así que para calmar mi ansiedad de sexo, me iba a distraer a los centros nocturnos, a excitarme con las bailarinas y ver como gemían y se masturbaban, pero no llenaban mis deseos. Cada vez buscaba la forma de calmar mis deseos. Iba a espiar a los baños de las mujeres y buscaba observar cómo orinaban, ver sus intimidades, ver como se frotaban el papel por sus genitales. Pero eso no me llenaba.

Tampoco traté de relacionarme con prostitutas por temor a una infección o Sida… Sabía que tenía que hacerlo con la chica adecuada. Pero mientras esperaba, seguí buscando la forma de llenar mi satisfacción.

Así que me volví consumidor pornográfico.

Compraba todo tipo de revistas con fotografías de mujeres desnudas. Rentaba vídeos pornográficos y navegaba en páginas pornográficas. Leí varios libros como Lolita y el Kamasutra. Me gusta ver todo tipo de pornografía, pero lo que más me excitaba eran los actos lésbicos…

Era un desenfrenado en cuanto pornografía, pero tenía un comportamiento normal en cuanto a mis amigos y mi trabajo. Un día me tocó hacer un trabajo de investigación junto con una compañera. Era bella y de buen cuerpo, así que la invité a mi departamento para buscar información en la Red.

Eran como las 6 de la tarde, estábamos investigando. Ella me pidió permiso para ir al baño y le indiqué donde estaba. Cuando ella se dirigió allá, yo me apresuré a espiarla por un pequeño orificio que había en la pared, que no se notaba. Jamás había visto a una chica con tanto vello en el Monte de Venus como ella, casi parecía una selva impenetrable. Cuando ella se vistió, yo me apresuré a la cocina a fingir que hacía algo de comer…

Ella se dirigió a mi computadora y abrió una dirección que yo había dejado abierta y observó todo mi material pornográfico. Pensé que se iría de inmediato, pero en vez de eso se quedó observando detalladamente las imágenes y empezó a tocarse el busto. Yo la observaba sin que se diera cuenta, pero de repente notó mi presencia y observó que mi pene estaba bien duro. Ella me dijo que jamás había sentido algo tan excitante y que no sabía qué era lo que le pasaba. Sentía un calor y sentía ganas de hacerlo ya que era virgen y que sólo la habían tocado pero jamás penetrado… Yo no supe que contestar y ella empezó a desvestirme y me acostó en mi cama y abrió mi pantalón y empezó a acariciar mi pene, y empezó a mamarlo y a besarme los testículos. Yo sólo sentía placer.

Después ella me pidió que le quitara toda su ropa hasta dejarla bien descubierta. Me pidió que chupara su vulva y que acariciara sus vellos. Al hacerlo sólo escuchaba sus gemidos de placer. Después empecé a acariciar su pequeño busto pero sus pezones estaban bien excitados y firmes. Los chupé y mordí y hasta los mamé. Fue increíble. Hasta metí la lengua en su ano hermoso y oloriente. Ella me pidió que le metiera el dedo en el ano y la vagina y cuando lo hice ella sentía que se corría, pero no quería que eso se terminara, así que me pidió hacer un 69. Esa posición la mantuvimos unos 5 minutos. Fue rico.

De repente se me ocurrió poner una película para excitarnos y masturbarnos juntos. Después de la película, saqué un condón. El único que tenía en la casa. Ella se dispuso a ponérmelo como un juego, pero no pudo por lo grueso de mi pene. Insistió hasta romperlo con sus uñas. Sentíamos que la diversión se había acabado, pero ella me dijo que sí quería ser penetrada pero sólo por atrás, por temor de terminar embarazada. Así lo hice. Empecé despacio para no lastimarla. Ella soltó un grito de placer al ser penetrada y yo sentía un calor muy rico. Poco después ella empezó a sentir un poco de dolor, pero no le importo y me dijo que se lo metiera con más fuerza hasta que alcanzamos el clímax. Yo no me pude controlar y solté algo de semen dentro de ella y ella mojó mis piernas con su líquido cálido. Al final nos levantamos y nos bañamos juntos para limpiarnos. Ella se despidió y me dijo que jamás lo olvidaría.

Desde entonces todavía sigo comprando pornografía pero ya no como antes. El único problema fue que no investigamos nada y me suspendieron, pero valió la pena.



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