Con ganas de practicar tríos para tener sexo

Habíamos hablado de hacer el sexo entre tres. Nos trasladamos a otra ciudad y fuimos a un salón de baile, tomamos algunas copas y bailamos un poco para calentarnos mientras buscábamos al afortunado que se iba a coger a mi mujer.

Cuando los dos estuvimos de acuerdo y ya calientes, ella comenzó a atraer su atención mientras bailábamos. Después, de acuerdo con ella, la dejé sentada en la mesa y me fui a un lugar desde el cual yo podía ver lo que sucedía sin que él me viera. Se acercó y la sacó a bailar. Ella se había puesto un vestido de tela muy delgada, no traía ni sujetador (brasier) ni bragas (pantaletas) así que al bailar pronto comenzó a seducir al muchacho, que no perdió la oportunidad.

Ella le dijo que estaba muy caliente y quería follar (coger), le dijo que no tenia sujetador, que la tocara para que se diera cuenta, lo que el hizo al tiempo que ella le tocaba el miembro que ya lo tenia bien duro. Después ella le llevo la mano a su clítoris y el estaba rojo de calentura, casi se la quería follar ahí mismo.

Pero… Ella le dijo que tenía muchas ganas de que la penetrara pero que quería tener dos penes al mismo tiempo, que si estaba de acuerdo en hacerlo así. El se resistía al principio con desconfianza pero con las caricias que mi mujer le hacía y le suplicaba diciéndole que por favor lo hiciera, que no se iba a arrepentir, que él dijera a donde podíamos ir para que no tuviera desconfianza. Finalmente aceptó, por lo que mi mujer mi hizo la señal para que nos fuéramos.

Relato erótico - "Con ganas de practicar tríos para tener sexo"

Hacia el Hotel

Pagué la cuenta y nos fuimos a un hotel, nos dimos un baño los tres y ahí empezamos a acariciarla a ella, la llevamos a la cama y mientras ella me la mamaba, él se la metía en la vagina luego fuimos nuevamente al baño para lavarnos y fue al revés.

Mientras yo follaba con mi mujer, ella se la mamaba a él.

Luego él se puso boca arriba y ella se ensartó en su miembro mientras yo le hacia el sexo anal…

Fue una noche inolvidable, casi no dormimos por estar haciéndolo de todas las formas que se nos ocurrían y si dormíamos un rato, cuando despertábamos lo volvíamos a hacer. Al otro día muy temprano, él se volvió a follar a mi mujer y luego nos despedimos. Ni siquiera intercambiamos nombres ni nada más, pero de regreso, en la carretera, mi mujer y yo paramos y volvimos a hacerlo sólo de recordar lo sucedido nos calentaba demasiado. Incluso llamamos a un hombre que iba caminando por la carretera para que si quería también se la follara pero no pudo.



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