Manos que hablan

Un masaje sensual con el que sorprender y agradar a la pareja comienza con una buena preparación de la sesión y el entorno. Aceites adecuados, luz bajo control, música para la ocasión y elegir el momento idóneo. A ello hay que añadir esmero e imaginación.

“Cuando las manos hablan sobre el cuerpo, el resultado puede ser inolvidable”.

La preparación de una sesión de masaje sensual y relajante puede constituir por sí misma toda una experiencia para los sentidos. El cuidado y el esmero juegan un papel fundamental en el resultado obtenido; por eso hay que ser imaginativo en relación al ambiente que desea crear.

Hay que elegir el momento más adecuado para ambos y convertir el emplazamiento elegido en un espacio sensual. Luz, temperatura y música son fundamentales, aunque tampoco conviene olvidar otros complementos como los aceites, esenciales en esta práctica.

Aceites y relax

Existen varios tipos de óleos. Por eso habrá que dar con el que a cada cual más le agrade por su olor, tacto, etc. Si lo que se desea es conseguir una excitación sensual viva y eficaz, pruebe los aceites conocidos por sus propiedades afrodisiacas. El sándalo, por ejemplo, es una esencia oriental, leñosa y de efecto sedante; el pachuli, un aroma más estimulante, dulzón y misterioso; o el ylang ylang, con su eufórico perfume, dulce y floral.

Antes de dar un masaje a la pareja, la persona que lo va a realizar debe estar muy distendida. No se puede masajear a la pareja si se encuentra cansado porque el contacto íntimo en una pareja resulta tan estrecho que incluso los sentimientos más profundos llegan a transmitirse. Lo ideal es que antes de empezar ambos se relajen juntos, respiren profundamente para abrir la mente y el cuerpo.

Es importante que la persona que realiza el masaje despeje su mente y se concentre en lo que hace. Respirar pausadamente, dejando que los músculos se relajen, hará que aumente su equilibrio interior. Antes de ponerse manos a la obra, puede pedir a su pareja que le masajee los hombros con suavidad. Así, ya habrá recibido algo antes de empezar a dar.

Masaje en pareja: más que comunicación, una simbiosis perfecta

¿Simbiosis?

Masajear es sinónimo de tocar y el tacto conlleva la comunicación. El modo en el que se da un masaje a la pareja le transmite los propios sentimientos del que está dando dicho masaje. Es como si se pusiera en marcha un canal de comunicación donde el que da el masaje habla con sus manos y el que recibe responde con su cuerpo.

Sin embargo, independientemente del cariño y la ternura que se pueda sentir por la pareja, el masaje supone un aprendizaje del modo de tocar que debe dominarse para que su práctica sea la adecuada. Los tres tipos básicos de manipulación son el roce, el amasamiento y la fricción.

Tipos de movimientos

El roce suave se utiliza en la aplicación del aceite y sirve para ayudar a conocer el cuerpo de la pareja. Hay que colocar las manos planas con los dedos relajados sobre la espalda de la pareja y deslizarlas hacia abajo con suavidad, tratando de localizar posibles nudos de tensión. Generalmente la presión debe aumentarse a medida que las manos se acercan a la zona del corazón. Esto tiene un efecto relajante que se deja sentir en los nervios situados en las regiones subcutáneas.

El amasamiento. Los movimientos que se realizan son enérgicos e imitan los que se utilizan al amasar el pan, por ejemplo. Están especialmente indicados para liberar la tensión acumulada. Este tipo de manipulación está indicada para zonas más musculosas. Para darlo bien hay que apretar la piel entre los dedos y hundir el pulgar en la carne, lejos de usted. Con los dedos, empuje la carne de nuevo hacia usted. Mueva alternativamente las manos, apretando, empujando y levantando la carne.

Fricción. Este proceso consiste en presionar áreas específicas, más bien pequeñas, lo que proporciona una sensación de descanso muy agradable. Es importante que con la yema del pulgar empuje hacia abajo y realice pequeños movimientos de rotación para una mayor penetración. La fricción tiene un efecto analgésico y estimula la circulación sanguínea.

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