Sexo y problemas cardíacos

En las relaciones sexuales se dan modificaciones importantes de la dinámica circulatoria:

    • La presión arterial se eleva entre 40 y 80 mm. la sistólica, y entre 20 y 50 mm. la diastólica.
    • El ritmo respiratorio aumenta hasta 40 respiraciones por minuto (cuando lo normal es alrededor de 12).
    • El corazón aumenta también la frecuencia de sus latidos (entre 100 y 175 por minuto).

Todo ello supone un esfuerzo cardíaco que, como es lógico, en algunos casos puede llevar aparejados peligros.
Pero es preciso tener en cuenta que este esfuerzo cardíaco dura muy poco tiempo y que es comparable al exigido para subir un par de pisos.

En términos generales, el corazón es capaz de soportar este esfuerzo sin ninguna alteración. Incluso, cuando ha existido alguna patología, un infarto, por ejemplo, se recomienda al paciente la vuelta a una actividad normal plena (incluida la sexual). En algunos casos, pocos, puede existir la contraindicación para las relaciones sexuales y es al especialista a quien corresponde establecer las indicaciones y los límites.

Enfermedades o alteraciones que interfieren con la sexualidad

La Mente y el Sexo

Todas las enfermedades psiquiátricas, en la medida que interfieren la personalidad global del sujeto, provocan alteraciones de la sexualidad.

La depresión, generalmente, inhibe el deseo sexual y si es muy intensa puede llevar aparejada una impotencia. Los medicamentos antidepresivos suelen también interferir en la relación sexual.

En casi todas las neurosis se modifica el funcionamiento sexual: surge impotencia relativa en el varón y anorgasmia en la mujer.

En enfermedades como la psicosis las alteraciones son más graves y se pueden producir de maneras diferentes: desde hipersexualismo exacerbado, en los individuos en los que han desaparecido los aspectos afectivos, hasta impotencia, pasando por el amplio abanico de las perversiones.

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