El sexo oral es una práctica sexual muy placentera y gratificante. Pero la sociedad lo ha tachado desde siempre como un tabú. Sin embargo, es una forma más de practicar el sexo y ayuda a romper con la monotonía.

La felación y el cunnilingus son las dos formas que se conocen para practicar el sexo oral. Antes de mantener alguno de estos contactos, hay que tener mucho cuidado con los dientes, como mucho puede haber algún roce muy, muy delicado.

A medida que aumenta la excitación de la persona a la que se le practica una felación o un cunnilingus, se debe incrementar el vigor de las caricias.

No hay que olvidarse tampoco de los gestos de tu pareja. Servirán para saber qué es lo que más le excita y, por tanto, dónde debes insistir.

Felación

En primer lugar, hay que formar una “O” con los labios. A continuación, se colocan con cuidado en la punta del pene y se empieza a mover la cabeza en pequeños círculos.

Coloca, entonces, los labios ajustándolos al tronco y recórrelo, primero a un lado y después al otro. Coge la punta de su pene suavemente entre tus labios, con giros rápidos, besándolo tiernamente y tirando hacia atrás de su suave piel.

Permite que el glande se deslice completamente en tu boca y presiona el tronco firmemente entre tus labios. Sostén la presión un momento antes de soltar.

Forma de nuevo un círculo con tus labios y besa a todo lo largo de su longitud, succionando y besando al mismo tiempo. Mientras besas, permite que tu lengua “aletee” por todo su pene acabando en el extremo. Golpeando con ella repetidamente la sensible punta del glande.

Permite que su miembro penetre en tu boca tan profundamente como te sea posible (pero sin ahogarte), presionándolo y chupándolo. No le soples nunca dentro en el pene, ya que puede ocasionar una infección.

Puedes permitir o no llegar hasta el final y que él eyacule en tu boca. Igual que puedes tragarlo o no, según te agrade o no su sabor. La decisión la tienes tú y no debes dejar que te influyan.

Olvídate de tabúes: el sexo oral

Cunnilingus

Con las yemas de los dedos, juega con su vello público, pellizca los labios mayores, juntándolos y besándolos lentamente.

Ábrete paso separando sus labios suavemente con tu nariz y permite que tu lengua acaricie su sexo. Forma círculos lentamente con tu nariz, labios y barbilla. Afirma tus labios a los de ella. Bésala profundamente. Mordisquea y chupa suavemente el clítoris. Intenta tomar su clítoris entre tus labios.

Cuando notes su sexo muy húmedo, sopla suavemente. Provoca una sensación muy agradable. Forma una “U” con la lengua y propícia largas y suaves lamidas, comenzando en el clítoris y acabando en la entrada de su vagina.

Endurece tu lengua y juega con ella en la entrada de su vagina, intentando introducirla dentro.

Si optas por introducir un dedo en su vagina, no lo hagas desde el principio. El placer que provoca el dedo “distrae” al que obtiene de tu lengua, mucho más sensual pero menos intenso.

Algunas mujeres cuando llegan al orgasmo, y durante corto espacio de tiempo, no soportan que les acaricien el clítoris. Asegúrate de que no sea el caso de tu pareja.

Su boca y tu boca lamiendo tu sexo y su sexo, respectivamente, en una perfecta conjunción donde el sudor, amor, pasión y deseo aumentan y crecen hasta estrellarse en los muros del placer máximo llamado orgasmo.

Esta última práctica es la postura conocida como 69. En ella ambos amantes se hacen mutuamente una felación y un cunnilingus. El sexo oral es una de las variantes más deliciosas del amor… y para llevarla a cabo sólo se necesita limpieza en el cuerpo, sobre todo en los genitales, manos y boca.


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