Y con ellas llegó el escándalo.

Viagra esas pastillas en forma de rombo y de color azul que levantan pasiones entre los varones cual si fueran la panacea contra la impotencia. Pero, ¿son sólo ventajas o existen también sombras?

Cualquier hombre puede tener problemas para alcanzar la erección en un momento dado, sobre todo si está cansado, padece estrés, se encuentra bajo los efectos del alcohol o sufre alguna enfermedad grave.

Pero la disfunción eréctil es ya un trastorno en regla que puede surgir a cualquier edad, aunque de forma crónica es más frecuente que aparezca a partir de los 40 años. Sus causas pueden ser psicológicas u orgánicas.

Muchos varones viven con ansiedad una mala experiencia de alcoba, lo que conlleva que la sombra de la derrota se cierna sobre sus siguientes relaciones sexuales y esta actitud suele provocar que el fracaso intuido se convierta en una realidad.

Las anomalías o lesiones vasculares, neurológicas, hormonales o cavernosas responden ya a motivos físicos, los cuales afectan a tres de cada cuatro pacientes que sufren esta disfunción. Ser diabético o fumador, tener la tensión alta, padecer depresión o problemas cardíacos, así como la ingesta de ciertos fármacos, son factores que inciden de forma directa en la impotencia.

Viagra: luces y sombras

¿De qué se trata?

La disfunción eréctil se define como la incapacidad de obtener y/o mantener una erección adecuada para lograr una actividad sexual satisfactoria. Se estima que en torno a dos millones de españoles, o lo que es lo mismo, el 30% de los hombres de entre 40 y 70 años de edad, tienen problemas de erección en alguna medida.

Es lo que los expertos describen como “un fracaso cada dos intentos”.Viagra acuden en su auxilio y en poco más de un año que lleva en el mercado español se han vendido más de un millón y medio de estas pastillas. En todo el mundo la cifra asciende a cien millones.

Hoy se vende con inusitado éxito en unos 90 países, aunque en todos ellos resulta imprescindible presentar la receta médica. Los laboratorios Pfizer, artífices de la comercialización del milagroso producto, afirman que unos 60.000 españoles lo han empleado. Su precio oscila entre las 7.000 pesetas del envase pequeño (4 pastillas de 50 mg) y las 17.000 del grande (8 pastillas de 100 mg).

No es un afrodisíaco

El Viagra se considera el primer medicamento oral que tiene una clara eficacia en el tratamiento de la disfunción eréctil. Se estima que su efectividad alcanza un 75-80% en los pacientes que sufren impotencia por causas orgánicas y de hasta un 90% en aquellos cuyo origen es psicológico.

Aunque no funciona en el 100% de los casos, siempre mejora la erección. Su uso está contraindicado para los que sus trastornos cardiovasculares les impiden realizar el acto sexual y para los que estén sometidos a un tratamiento con fármacos que contengan nitratos o nitritos de amilo. Los individuos que padezcan problemas hepáticos, renales o úlceras deberán comunicárselo a su médico.

Además de estas contraindicaciones, el Viagra puede dar lugar a efectos secundarios como dolor de cabeza, mareos, nauseas, diarreas, enrojecimiento facial, congestión y distorsiones visuales. Su empleo proporciona seguridad a los pacientes, que ven como su orgasmo gana en intensidad, la erección se prolonga durante más tiempo y les da la posibilidad de repetir el coito en breve.

Sin embargo, el Viagra no es un afrodisíaco. Este fármaco no estimula la apetencia sexual y si no hay estímulo, la erección no se produce por muchas pastillas que se ingieran. Todas las ventajas que ofrece le han convertido en un objeto de deseo, pero su uso no tiene sentido para personas que no sufren un problema real de disfunción eréctil y busquen en él un mayor rendimiento sexual.


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