¿Qué es la disfunción eréctil?

La disfunción eréctil es la dificultad o incapacidad para obtener o mantener una erección en la relación sexual.

Tradicionalmente se a denominado a este problema con el nombre de impotencia, sin embargo dadas las connotaciones negativas del término se prefiere hablar de problemas de erección o excitación.

Es uno de los problemas más frecuentes en los hombres, estimándose que hasta un 50% de la población general masculina puede experimentar trastornos de erección al menos de manera transitoria.

Debe tenerse en cuenta que existe una gran variabilidad entre las personas en:

    • Considerar la existencia o no de este problema, en función de la propia exigencia de mantener relaciones costales.
    • Casos en que se consigue la erección, por ejemplo, a través de masturbación, o en la fase de preámbulos con su pareja pero no durante la actividad costal.
    • Grado de erección (desde una ausencia total, hasta erecciones de bastante intensidad aunque no totales).

Disfunción eréctil, impotencia y problemas de erección

Explicación

Entre las causas orgánicas más frecuentemente referidas se encuentran trastornos vasculares, déficit o lesiones neurológicas, impotencia genitourinarias (por lesión en el pene, uretra, vejiga o próstata ), impotencias endocrinas (trastornos en gónadas, hipófisis y glándulas suprarrenales, diabetes), impotencias tóxicas o medicamentosas (opiáceos, alcohol, neurolécticos, hipotensores)

Las causas psicológicas parecen explicar la mayoría de estos trastornos, fundamentalmente la ansiedad, desempeñando un papel fundamental tanto en la adquisición como en el mantenimiento de esta disfunción. La exigencia de lograr en cada contacto sexual la erección, ser capaz de mantenerla, satisfacer a su pareja, en definitiva, un exceso de preocupación por el buen funcionamiento sexual, hace que ante la mínima dificultad se intranquilicen, aparezca la ansiedad y el temor a no ser capaz de responder a las demandas de la pareja.

También se deben considerar problemas de estrés en determinadas situaciones (problemas laborales, de pareja, familiares etc.) que pueden constituir un factor determinante en la aparición y mantenimiento del problema.


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