Es un hecho que el hombre pueda llegar al orgasmo por estimulación de la próstata, bien por introducción de los dedos o bien por la penetración del pene o algún objeto. Incluso sin ese orgasmo prostático, a veces mitificado por su equivalencia con el punto G femenino, la penetración anal ofrece un placer tan intenso como especial, tanto en lo físico como consecuencia de la extraordinaria sensibilidad de esta zona, como en lo emocional, al potenciar una sensación íntima de apertura al otro, de ser llenado. Todo eso sin entrar en los conceptos orientales sobre flujos de energía, chakras y demás.

Este tipo de relación es practicada tanto por personas como por parejas homosexuales y heterosexuales. Entre las parejas gays tiene el significado de culminar la relación sexual. Entre parejas heterosexuales supone alcanzar un nivel más de entrega. La zona anal posee terminaciones nerviosas sumamente sensibles por lo que se trata de un lugar idóneo para su estimulación, a la vez que da una perfecta simulación del coito sustituyendo a la vagina.

El Coito Anal y Griego

Conviene conocer un poco de anatomía, como que el ano está rodeado de dos esfínteres musculares:

  • El esfínter interno, es controlado por el sistema nervioso autónomo, por lo que no podemos controlarlo conscientemente, y es el que permite que no tengamos que andar todo el día por ahí apretando para mantener cerrado el ano.
  • El esfínter externo, controlado por el sistema nervioso central, por lo que se puede relajar o contraer a voluntad, es la parte que sentimos en el ano al contraer y relajar conscientemente.

La penetración debe considerar ambos, y de hecho es frecuente sentir un momento extra de apertura cuando se lleva un cierto rato practicando sexo anal, como si hubiera una apertura adicional en un momento dado que escapa un poco a nuestro control. Por tanto, aunque el esfínter anal es realmente fuerte y tiene generalmente una gran capacidad de dilatación, esta se va provocando paulatinamente y en parte no bajo nuestra voluntad, por lo que hay que dejarse guiar por las sensaciones y no siempre la apertura se producirá con la misma rapidez, dependiendo de las personas e incluso de las situaciones.

En cualquier caso, se va mal si se espera un comportamiento como el de una vagina por ejemplo, ya que son órganos fisiológicamente muy distintos, siendo la vagina más elástica y sobre todo más lubricada de forma natural.

El Coito Anal y Griego

Ese es el segundo motivo para iniciarse en la penetración anal con cuidado, debido a la necesidad de utilizar lubricación artificial para facilitar la relación. Al dilatarse más lentamente el ano ofrece una mayor fricción al principio y eso aumentará el riesgo de producir microlesiones si no se va despacio y con buena lubricación. Si uno respeta las sensaciones de su cuerpo no tiene por qué haber ningún problema. Sobre la ausencia de lubricación natural en ano y recto hay mucha confusión por el empeño de comparar ano y vagina. El recto sí segrega una cierta lubricación natural para facilitar la salida de lo que sale… no va a estar ahí en gran abundancia al principio porque el cuerpo no espera que salga nada, pero es habitual que cuando se tiene una relación anal prolongada aparezca una cierta lubricación natural, a veces en abundancia, y que junto con la estimulación prostática puede llegar a producir una sensación de eyaculación y orgasmo realmente apabullantes.

El principal miedo de la práctica del sexo anal es el miedo al dolor por la persona que es penetrada. No hay nada mejor que no tener prisas y usar mucha lubricación para asegurar el disfrute de ambos. Aunque también hay que decir que el miedo no hay lubricante que lo quite, y lo primero debería ser perderle el miedo a nuestro cuerpo, antes de pasar a mayores, y eso casi es mejor hacerlo a solas, simplemente explorándose a uno mismo. El cuerpo de cada persona es único, así como sus reacciones, capacidades y límites. De hecho es una de las cosas que hacen el sexo tan especial: uno nunca deja de sorprenderse.


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