La cuchara y el elefante

Vamos a revisar algunas de las posturas más conocidas del Kamasutra Gay, empezando por aquellas que permiten iniciarse sin necesidad de grandes alardes gimnásticos y sin volverse loco con los nombres.

Lo primero que se debe asumir es que esto de las posturas es como la ciudad encantada de Cuenca, me refiero a que cuando dos cuerpos están entrelazados y a lo suyo, cada uno ve lo que le da la gana: grullas, casitas, arbolitos, bonobos, tigres, protozoos… Para quien no conozca Cuenca, esto va de formaciones extrañas y absurdas creadas por la naturaleza en rocas calcáreas o calizas, como ejemplo universal valdrían esas famosas cuevas con estalagmitas y estalactitas, donde sus diferentes formaciones despiertan la imaginación de cualquiera…

Kamasutra Gay: Posturas más conocidas

Las siguientes son las posturas básicas del kamasutra, lo que sí hay es muchas versiones actualizadas de las famosas posturas hasta llegar a configurar lo que por ahí llaman el Kamasutra gay. Así que vamos a comenzar por una ración de posturas sencillitas, una de recomendaciones para empezar, es decir aquellas que facilitan la primera fase de introducción. No necesito decir que lo de los nombres lo toméis como queráis, para mí que lo importante son las fotos.

La cuchara

Un clásico, también conocido como “hacer la cucharita”. Es una postura muy cómoda, lejos de grandes esfuerzos físicos, con movilidad algo reducida y una profundidad de penetración limitada, lo que la hace recomendada para principiantes. Deja las manos libres para juguetear, masturbar, acariciar o lo que se tercie. Ofrece una buena superficie de contacto y buenas posibilidades para besar y mordisquear el cuello del acompañante. Si no existen aspiraciones románticas más allá del buen polvo, es recomendable vigilar no quedarse dormido tras la faena, lo más peligroso de esta postura pues evoca inmediatamente la posibilidad de algo más.

Kamasutra Gay: Posturas más conocidas

El pasivo puede masturbarse, sujetarse la pierna y levantarla hacia el pecho si quiere aumentar la profundidad de penetración, levantar la pierna para dejar su pene más accesible, o simplemente acompañar rítmicamente las embestidas del compañero con el movimiento de sus caderas.

El elefante

Un pequeño giro nos permitirá pasar de la cuchara al elefante sin un gran desgaste físico. Con el elefante se disfruta de una buena estimulación anal además de un contacto físico máximo, al incluir la sensación de peso del uno sobre el otro. El pasivo está bastante limitado de movimientos, a merced del compañero, que puede aumentar esta sensación agarrándole de las muñecas y que controlará el ritmo de la penetración en todo momento.

Kamasutra Gay: Posturas más conocidas

El pasivo puede estar completamente tumbado o bien apoyarse en los brazos para levantar un poco el torso. Puede abrir las piernas un poco para facilitar la penetración o jugar a apretar los muslos para aumentar la estimulación. Notará como sus genitales frotan con la superficie en que descansa su cuerpo, o que puede aprovechar para obtener una estimulación extra. Colocando una almohada debajo levantará un poco el trasero facilitando la entrada.


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