Si intentamos hacer una síntesis entre ambos aspectos, amor homosexual y cristianismo, debemos evitar dos posturas extremas que sesgarían un análisis mínimamente objetivo.

Por una parte, estaría una postura simplista, tradicional que buscará textos bíblicos descontextualizados para negar cualquier posible reconciliación entre la fe y la homosexualidad. Este fanatismo bíblico ha sido superado en otros muchos aspectos -por ejemplo, el papel de la mujer en la sociedad- gracias al estudio científico e interdisciplinar de la Biblia.

En segundo lugar, habrá que superar una postura “justificadora” o “laxista”, que intenta decir que todo vale con tal de que queden justificadas las acciones que realizo. Esta postura, tentadora para colectivos que marcan una diferencia con respecto a las prácticas sancionadas por la sociedad como las correctas, tampoco ayudará a una reflexión serena y esclarecedora sobre la síntesis entre fe y homosexualidad, pues pecaría de oportunista y subjetiva.

El marco de referencia que vamos a utilizar en nuestra reflexión es la interdisciplinariedad, es decir, ver qué opinión tienen las ciencias humanas sobre qué es el amor auténtico entre dos personas (de hecho el amor entre homosexuales aunque tenga sus peculiaridades por razón de género, no se diferencia en los aspectos fundamentales del amor heterosexual); y en un segundo lugar, estudiaremos aspectos fundamentales del mensaje bíblico respecto al amor. Así, desde esta perspectiva integradora, buscaremos una postura que nos aclare cuál debe ser el concepto apropiado de amor cristiano para las relaciones homosexuales.

¿Qué dice la antropología, la psicología sobre el amor humano?

Quizá una de las formas de amor más extendidas en nuestra sociedad es el amor apasionado o enamoramiento.

Las principales características definitorias de este tipo de amor serían:

Un estado cargado de emociones y excitación fisiológica: atracción, deseo sexual, celos, sentimientos negativos cuando el otro está ausente o no corresponde, excitación general. Este estado emocional:

  • Se ciñe fundamentalmente a todo aquello relacionado con la persona amada, pero no se queda ahí, sino que se extiende a casi todos los ámbitos de la vida cotidiana.
  • Pensamientos característicos que consisten en pensar con mucha frecuencia en la persona amada, idealizarla y desear conocerla con profundidad.
  • Cierto patrón de conductas: expresar verbalmente afecto, revelar aspectos íntimos, dar apoyo emocional y moral, hacer manifestaciones materiales, regalos, y aceptar los aspectos negativos de la otra persona.

No todos nuestros amores son pasiones desenfrenadas

amor homosexual Con frecuencia nos sentimos profundamente unidos a una persona, nos preocupamos por su felicidad y bienestar. Se trata de un proceso mutuo de apoyo social, comunicación y comprensión. En este amor compañero, la ternura, el afecto o la satisfacción, son emociones más comunes que las pasiones extremas. Este amor constituye la base de la mayoría de las relaciones duraderas. Este amor se da con posterioridad o simultáneamente al amor pasional, no son excluyentes.

Otro aspecto del amor es la decisión y el compromiso; es decir, la decisión de que uno quiere a alguien y el compromiso por mantener ese amor. Este amor sería característico de la relación que existe entre dos personas cuando, tras un largo periodo de tiempo, la pasión y la intimidad han desaparecido y sólo queda la voluntad de permanecer en la relación.

Por último, no podemos olvidar el amor altruista, elemento esencial de la religión cristiana. Consiste en el cuidado incondicional, la entrega completa al otro o a los otros, sin esperar nada a cambio. La sexualidad es un componente ausente de este tipo de amor.

No obstante, los diferentes tipos de amor no suelen darse de forma aislada y pura en nuestras relaciones, sino combinándose entre sí. Sin embargo hay tres componentes básicos en el amor: la intimidad, la pasión y el compromiso.

De la combinación correcta e integrada de estos tres componentes dependerá la duración de la relación y que el amor sea completo. Este “amor perfecto” es bastante difícil de alcanzar y mantener.

¿Cómo integrar esta visión del amor desde el punto de vista de las ciencias humanas con la visión bíblica del amor?

El amor es el eje fundamental que recorre toda la teología tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento. El amor a dios, al prójimo ya uno mismo es el plan que Dios propone al ser humano para su completa felicidad.

Centrándonos en el Antiguo Testamento, y sin hacer un análisis de textos que excedería el propósito de este artículo, ya desde el principio en el Génesis aparece un Dios creador que crea al ser humano. Será el ser humano el que decida con su libertad como orientar la manifestación de su sexualidad y de sus afectos. Pero esta orientación no aparece determinada en la Biblia ni calificada moralmente en el acto creador de Dios. Serán las posiciones que reducen la sexualidad a la procreación las que calificarán después como actos no naturales las relaciones homosexuales.

Ejemplos de amor pasional aparecen en la Biblia para ilustrarnos la pasión que Dios siente por nosotros y la que el ser humano debe sentir por Dios (Cantar de los Cantares, Salmos, Oseas); el amor compañero como un amor auténtico que perfecciona y realiza a las personas (David y Jonatán, Ellas y Eliseo; Rut y Noemí). Estos ejemplos de amor aparecen entre personas del mismo sexo. En el Antiguo Testamento sólo aparecen condenas de prácticas homosexuales cuando están relacionadas con la idolatría o con cultos paganos; y en otras ocasiones cuando aparecen relacionadas con actos de desamor, como la falta de hospitalidad de los habitantes de Sodoma contra Lot. Estas condenas no se pueden sacar del contexto en que son emitidas, pues la idolatría (no amar a Dios de corazón sobre las demás cosas) es causa de condena de otras muchas prácticas que hoy en día no rechazaríamos (por ejemplo, cobrar interés por créditos)

El Nuevo Testamento nos da claves aún más explícitas de lo que supone el verdadero amor a los demás. Es el núcleo del mensaje de Jesús “amar a los demás como a uno mismo”. Es un amor que contiene dicha y exigencias, compromiso y gratuidad; entrega y fidelidad; donación y sacrificio. Es el amor perfecto, cumplido en su persona.

Durante su vida pública, Jesús se encuentra con mucha gente; con muchos problemas, pecados, situaciones difíciles, marginados, personas que viven de una forma socialmente inaceptada -prostitutas, adúlteros, pecadores públicos-. En todos estos casos, Jesús tiene una palabra de comprensión, y de aliento. Sin embargo, no aparece ni una sola referencia a la homosexualidad. ¿Por qué no aparece en los Evangelios una condena o reprobación hacia la homosexualidad? Quizás en la respuesta a esta pregunta está la clave de integración de la fe de muchos homosexuales con su realidad homosexual.

En teología, unos de los supuestos metodológicos para analizar textos es que un silencio, lejos de no decir nada, nos está indicando algo importante: al menos no se puede afirmar lo que el texto no está diciendo. Si Jesús no dice nada sobre la homosexualidad, no es porque no existiera esta realidad en la sociedad de su tiempo, sino porque no tiene nada que decir; como tampoco habla de la heterosexualidad. Jesús habla de la persona humana, y del amor como realización plena de la persona. Todo intento posterior de condena en bloque de la homosexualidad, se debe a pautas culturales e históricas que nada tienen que ver con los textos bíblicos o con la intención del autor de los Evangelios.

Como conclusión final, ¿cómo integrar fe y amor homosexual?

Creo que las claves están ya dadas y debe ser el lector quien asuma una síntesis personal de lo expuesto. Pero haciendo una recopilación de lo ya expuesto hay que insistir que desde el punto de vista de las ciencias humanas, nada hay en la homosexualidad que impida desarrollar un auténtico amor humano; hay limitaciones por el contexto socio-cultural, pero estas limitaciones no determinan la expresión de amor auténtico. Por otro lado, desde la fe cristiana, tampoco hay impedimentos para amar o realizarse en el amor; serán ciertas prácticas o comportamientos sexuales los que entran en contradicción con la fe -al igual que ciertas prácticas de heterosexuales-, pero no el hecho en si del amor entre los homosexuales.

La intimidad, la pasión y el compromiso, claves del amor perfecto humano, son también las claves del amor perfecto cristiano.

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